domingo, 14 de octubre de 2012

Me toca tirar.

Cada vez que me veo en un espejo,
 en el reflejo de un escaparate,
 en una foto,
en la espuma del café recién hecho,
 en las nubes, 
en el humo del ultimo cigarro...

No solo me paro a ver el rostro de un chico,
analizo como el tiempo a castigado ese rostro
y llego a la conclusión de que
los días que pasan  me enseñan que las cosas no son fáciles 
que el equilibrio es imposible
y que el que algo quiere algo le cuesta.

No soy la persona más optimista en el mundo,
suelo ser todo lo contrario pero lo evito,
todo eso lo encierro en una cajita 
en el habitáculo más oscuro y escondido de mi corazón 
que solo abro cuando estoy solo y nadie me ve.

No me gusta desnudarme a la gente
 pero lo hago sin poder evitarlo 
es como si tuviera un alterego que me dice:
¡Hazlo, tienes enseñarlo todo!
Todo es paradójico y yo soy el primero que se contradice.

Me gusta escribir, expresarme sin pensar en las consecuencias,
antes me martirizaba
 ahora sé que las opiniones vacías no son mas que eso, 
argumentos sin sentido ni espíritu.

Siempre que empiezo nuevas etapas recurro a mi queridísimo blog que tantas veces abandono pero siempre me recibe con los brazos abiertos
y lo bueno de todo es que cada letra que tecleo es una pincelada de mi,
una pincelada inocente y desnuda.

Poco a poco perfilo los detalles del gran retrato que tengo entre manos 
es un proyecto ambicioso tal vez demasiado ilusionista
pero si no sueño yo
¿QUIEN SUEÑA POR MI? 
Nadie

Llega la hora de tirarse al vacío y volar 
volar como un águila libre 
o estrellarme 
y que lo que quede de mi solo sea comida de buitres.


Hola, soy tú
 otra vez...

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