Y ese algo es el motivo que me lleva cada día a continuar, sin mirar atrás sin arrepentirme de lo que hice porque todo lo que hice me abofeteo en su momento y luego me consoló haciendome ver que era necesario una hostia a tiempo que un fin incierto.
Al fin y al cabo nos pasamos la vida buscando el sentido de todo y olvidamos que solo basta con disfrutar del día a día sabiendo que si mañana se acaba la función habremos hecho el mejor papel en esta tragicomedia llamada vida.
Duermo y fluyo como el agua en el mundo de los sueños del que a veces tanto disfruto y tanto aprendo (todo son hostias y lecciones) , siempre he pensado que vivir en ese mundo idílico, puede ser una opción pero el sueño se acaba, como todo, y se convierte en un bucle, infinitos bucles.
Sueñen señoras y señores,
sueñen...
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